La vida inconsciente

«La voz en un sueño», Boris González 2021.

Prof. Dr. Vicente Manuel Ortiz Oria

Universidad de Salamanca

Las experiencias y diversas manifestaciones de las desazones humanas nos hacen sospechar que se impone un registro más amplio de los campos estimulares (E-R), que la psicología desde antes de Freud amplió a la actividad consciente inconsciente.

Convendremos, que por lo menos desde 1900 ha sido habitual atribuir a S. Freud la arquitectura del aparato psíquico en una actividad intensa inconsciente, que fue señalado por filósofos y escritores anteriores entre otros por Leibniz, Herbart, Fechner, Nietzsche o Schopenhauer.

Freud tuvo el mérito de ser el primero que sistematizó de forma genial la actividad inconsciente, en tanto la conciencia no era capaz de retener toda la información que percibía y se le filtraba automática, implícitamente, sin ser del todo evidente, produciéndose diferentes marginaciones, proyecciones y desplazamientos en lapsus, errores paradojales, actos fallidos y sueños de distinta conjetura…

Desde Freud se sostiene que el registro del deseo y la implicación sexual resultaba un motor intenso y sugerente que iba más allá de la conciencia del individuo, que resultaba enriquecedlo para la comprensión de la etiopatogenia de las neurosis. La cuestión de la implicación sexual era una fundamento que trató de defender, frente a la pluralidad de sentido, que emergían de la creatividad de sus discípulos, incluidas la apreciación de la vida psíquica energética de Reich, o la mas amplia captación espiritual de la energía psíquica de Jung, divergencias junto a otras que abrieron desacuerdos en el edificio dinámico sobre todo a partir del malentendido de 1911. Controversias que junto a la división del aparato psíquico posterior más estructural que el primero, generaría una brecha de la que se suele resentir el modelo aún en la actualidad.

La cuestión a debatir se refería al acento distinto en la masa del conflicto, en unos casos era la emergencia sexual y en otros una energía libre que se investía en diferentes producciones humanas, para otros la inferioridad de órgano, o el objeto transaccional, mas tarde el apego, el enfoque existencial o las diferentes escuelas posteriores que proponían las implicaciones socioeconómicas ante los determinantes sociales…

La teoría de la personalidad de Freud pretendía un desarrollo histórico y una vivencia particular comprensible de amplio sentido, generando un diseño estructural que ampliaría las referencias en un proceder general.

El modelo del aparato psíquico de Freud estaba inspirado en una mente consciente limitada por el acceso secuencial de la dinámica inconsciente – preconsciente, que se hacía más consciente por la riqueza del potencial inconsciente, como motor secundario de elaboración heterogénea y plural.

Posteriormente a este modelo se añadió otra forma más estructural de diseñar la vida psíquica, señalando al Yo como una entidad que se veía tiranizada por el principio de placer del Ello, que a su vez era regido y custodiado por la normativa moral del superyó, que inexorablemente sitúa al individuo en la encrucijada de lo que está bien respecto de lo que está menos bien o mal, en las complejas y proteicas situaciones existenciales.

Se ha utilizado también el concepto de subconsciente como una conciencia menor, apartada de la conciencia, que retenía algunos aprendizajes olvidados o reprimidos según la aportación de Janet, restos diurnos y recuerdos marginados, que permanecían apartados de la conciencia.

Sin embargo, su funcionalidad presenta la misma formalización que el inconsciente descriptivo con lo que está en desuso en la actualidad o no observa interés en los ambientes especializados.

En época de Freud también se usaba el concepto de supraconsciente, para referirse a situaciones elevadas no captadas por la conciencia, en la medida que si algo se marginaba de la vida psíquica debería aceptarse una función aglutinada para reconocer o administrar información de naturaleza superior en clara polaridad al subconsciente.

Podemos sospechar que se da una realidad apartada de la conciencia ante una conexión implícita que alude a la lógica de la conexión mental de la apercepción individual, como apuntan la Filosofía, la Antropología, la Antroposofía y la historia de las religiones comparadas en sus diferentes elaboraciones. Todas ellas pretenden aprehender la creatividad humana y se manifiesta de igual modo en los registros populares de las tradiciones y el folclore.

Se ha hablado sobre todo a partir de S. Freud de la selección estimular, o de los bits informacionales en relación con la información que somos capaces de procesar. Por ello, ha sido habitual hablar de selección de información.

La conciencia como sabemos elige información, reteniendo unas secuencias y apartando otras, pareciera que en ocasiones elige campos de prioridad marginando datos de forma inconsciente, para acceder posteriormente y de forma indirecta, a un conjunto de exploraciones que no eran accesibles en un momento inmediato.

No obstante, algunas tendencias académicas desvaloran el aporte cognitivo del inconsciente, llegando algunos psicólogos a negar la funcionalidad del filtrado psíquico de la mente y no utilizando sus diferentes registros polisémicos en su potencialidad hermenéutica, negando su asiento en los falsos testimonios, en los cuadros endógenos, en los síntomas psicosomáticos difusos y en la toma de decisiones erráticas o paradojales.

Luis Cencillo lo recordaba en sus seminarios, diciendo que hay entre los psicólogos actuales más que en el público en general, una desafección sobre los fenómenos psíquicos (y no digamos parapsíquicos), y una devaluación sobre la actividad mental inconsciente, y no es raro oír decir a algunos estudiantes que no creen en el inconsciente con retintín, y en el inconsciente no hay que creer, pues no se trata de un acto de fe, o una deidad mitológica o una leyenda mítica, sino que se trata de un referente racional de utilidad que debemos atender para investigar que es lo que ese nombre indica e indagar si bajo lo que ese nombre aglutina podemos encontrar factores que alumbren la complejidad de la vida psíquica, tanto en la clínica como en la educación, ante la angustia existencial y las inseguridades vitales.

Concluía tras mucha reflexión a lo largo de sus más de sesenta libros y otros tantos artículos, que al final la vida inconsciente era un potencial informacional del que no podíamos disponer a voluntad consciente, aceptando por ello la propia limitación intelectual del humano, que nos hace considerar mermada a la conciencia y sus filtros selectivos y de forma progresiva con la edad.

La vida inconsciente conjetura que la capacidad mental y psíquica no es capaz de sostener y almacenar toda la información, que percibimos del entorno con los recursos del exclusivo mediador cerebral y sus hemisferios complementarios en el maravilloso andamiaje neuronal.

Para entender dicha complejidad de esferas implicadas, tal vez nos sea útil recordar a nivel introductorio la metáfora del ordenador que presenta similitudes con el cerebro ante la imposibilidad de retener información de hechos presentes o pasados.

Es aceptado que el cerebro no puede almacenar toda la información posible dada su capacidad limitada, a modo y manera de un almacén relacional, pero si puede utilizar, desarrollar y potenciar recursos de forma análoga al procesamiento informático a modo de enlaces o páginas, que nos permiten acceder a complejas redes informativas.

Nuestro ordenador no puede acumular todas las paginas webs existentes en el mundo informático, pero si acceder a las que interesan, y tendremos acceso a enlaces y conexiones concretas de forma asociativa, aunque no puede recopilar todas las existentes en un mismo procesador.

Nuestro cerebro con el apoyo energético de la mente resulta un mediador genial, aunque limitado, incluso en su potencialidad dimensional se siente saturado de datos y limitado en su recepción, sospechando que la información sí pesa y ocupa un lugar. Por eso, se utiliza en parte el constructo de mente o energía psíquica, que conforma un potencial comunicacional más sutil y polivalente, en concordancia con la naturaleza fisiológica y complementaria de la mediación cerebral.

Ciertamente, sin cerebro no hay vida fisiológica, los músculos no se mueven y la vida en el formato fisio-orgánico parece no existir en su fenomenología. Sin embargo, hay más realidad en la ausencia de movimientos que la que nuestros dos ojos nos aportan en un primer momento de su paralización.

El inconciente lo inconsciente o la vida inconsciente propuesta por Luis Cencillo hace referencia a una limitación y potencialidad que caracteriza la comunicación humana, en la medida que no tenemos acceso a lo que queremos decir, pensar o sentir, y todavía más somos incapaces de decir lo que queremos expresar en un momento determinado.

La misma teoría de la comunicación sostiene, que es más expresivo el caudal analógico que el digital. Era una evidencia habitual manifiesta desde el desarrollo de la vida infantil al envejecimiento, en el que ciclo de la comunicación humana se hace ostensible.

Luis Cencillo propone una serie de esferas psíquicas inconscientes en relación a la vida consciente que conviene recordar, en tanto no todo puede estar reducido a un cajón de sastre de datos confusos inconscientes que no diferencie los contenidos heterogéneos de pulsiones, emociones, sensaciones o cogniciones, dependiendo de cada situación concreta.

En primer lugar, se trataría de un inconsciente básicamente radical, motor de la comunicación centrípeta y centrífuga de la vida humana, facilitando información de dentro a fuera y desde la captación estimular exterior en racimos informacionales hacia el núcleo interior de la vida psíquica.

El inconsciente radical es capaz de conectar lo más profundo de la vida psíquica y lo más superficial. De ahí se podría deducir en profundidad, que la potencialidad parapsíquica es factible en algunos estados de concentración por personalidades capacitadas para tal fin (PASD).

El inconsciente radical de Cencillo intercomunica los diferentes estratos, por elementos conectivos en orden ascendente y se comunicaría con el inconsciente pulsional ligado a la vida fisiorgánica, sería éste el que nos impele a conductas inmediatas, casi instintivas, poco selectivas, aunque necesitadas urgentemente de satisfacción como el hambre o la supervivencia.

Era necesario retomar una gestión más consciente en un equilibrio psíquico corporal para reducir las tensiones, como la emergencia de tendencias de conservación en la huida y ataque por amenazas o la emergencia sexual en la elección de pareja.

Cabría la responsabilidad de dicha actividad inconscientemente a todas las conductas automáticas y pulsionales, que no son capaces de contención y son mediadas por estructuras mentales de freno como las censuras morales o la insuficiente dominancia de control consciente de la instancia del Yo.

La potencialidad libidinal estaría consecutivamente ligada a la vida pulsional conectada al motor de la maquinaria deseante y a la necesidad de conseguir aquí y ahora materializar un deseo cuanto más rápido mejor, pero con el consiguiente desencanto en su consecución habitual. Sabemos que el deseo pierde capacidad de ilusionar una vez conseguido y que somos máquinas deseantes que suele cambiar de escenario y de objeto.

Resulta así bastante inocente pensar que la capacidad intelectiva del individuo constituida en el Yo consciente es la totalidad funcional de la vida psíquica, todo ello contando con los recursos de la memoria (procedimental que tiene que ver con las habilidades motoras para realizar una tarea o la de corto plazo que mantiene una información utilizable de forma breve…) disponiendo de informaciones, recuerdos, emociones, afectos, deseos, intenciones, filias y fobias en su totalidad, máxime coligiendo la tendencia humana a olvidar las emociones positivas y retener principalmente las negativas, desconsiderando  la cambiante y dinámica realidad de la vida cotidiana.

La vida inconsciente es una matriz informacional muy poderosa, que puede dictar las creencias de cómo sea la felicidad, el amor, el éxito y las relaciones sociales, unido a diferentes atribuciones individuales, desde la más tierna infancia e incluso como defienden los hipno terapeutas en tanto, parece cada vez mas aceptado que somos energía en transformación persistente sin pérdida de memoria individual e identidad.

Es reconocido por los investigadores, que las decisiones sobre un dato de la realidad consciente, despierta y atenta, están precedidas desde mucho antes por una elaboración inconsciente anterior.

La potencialidad de la vida inconsciente como señala Lipton actúa un millón de veces más rápida que la percepción del individuo ante un evento consciente o un conjunto estimular concreto. Esta falta de disponibilidad holista de decisión efectiva o de recurso informacional total se ha denominado desde antes de Freud emergencia inconsciente, como receptor factible de la falla consciente.

Información no accesible ni disponible, aunque recuperablemente mejorada y tal vez desconocida para la propia conciencia de un observador sobre su propia producción mental.

El problema de la recuperación informativa de la historia psíquica individual presenta algunas complicaciones psíquicas como son los mecanismos de defensa que pueden teñir y camuflar los deseos y las motivaciones en las narrativas tendiendo a la idealización o a su contrario negativo más hipertrofiado.

El individuo desconoce mucha información de sí mismo y de lo que le rodea, pocas personas se toman en serio la tarea de reflexionar sobre su intimidad y bucear en las pulsiones más recónditas de su mente incluidas las interacciones supraconscientes.

Habitualmente no tenemos mucha idea de quiénes somos en profundidad o en totalidad, e ignoramos de igual modo cuáles son realmente nuestros deseos o nuestras intenciones más profundas en una situación vital compleja como observamos habitualmente en la clínica. Así solemos encontrar divergencias en las narrativas de nuestros informantes entre lo que desean, lo que hacen y lo que piensan.

Las psicoterapias en general si no son de orientación dinámica no priorizan la funcionalidad de la vida psíquica inconsciente de las motivaciones más inextricables (por considerarlo inoperante), lejos de perder el tiempo tratan de descubrir por vía consciente los patrones cognitivos y culturales en su mayor complejidad.

Mucho menos están presentes y combinadas en la psicoterapia las técnicas de relajación o hipnosis que nos permiten flexibilizar mecanismos conscientes y sus raíces inconscientes, ayudando a flexibilizar las resistencias y los atrincheramientos mas pertinaces, que pese a los escepticismos habituales resultarán un método fidedigno, en la media que se difuminan las censuras y los mecanismos deformadores de la realidad, que implican a los encariñamientos en el estado de vigilia.

En el siglo XXI la naturaleza de la vida inconsciente resulta un enigma denso y progresivo, cuando se presenta una causa desconocida que produce un trastorno de carácter endógeno en un conflicto de personalidad o por ejemplo, ante una depresión enmascarada, que no concuerdan con los síntomas de carácter psicógeno cambiantes.

Resulta una concausalidad difusa el concertar de manera lógica develar determinados comportamientos paradojales, ante situaciones adversas y dolorosas por ejemplo la muerte de un ser querido. Así una persona puede negar la muerte de un ser querido atribuyendo que está dormida y despertara.

La vida inconsciente se formaliza en retículas simbólicas, en errores de apreciación, lapsus, paradojas, duelos y frustraciones de mayor o menor calado cada vez más presentes en el automatismo vital y nunca hasta ahora había sido tan manifiesto y devaluado el saber de las psicoterapia dinámica de las ciencias del hombre considerándolas pecata minuta.

El hombre como especie olvida su propia historia, las singularidades evolutivas y su destino trascendente porque no parece estar de moda y pareciera, priorizarse la necesidad ficticia de consumir más y más repetidamente, eso sí debilitando las riquezas del Planeta sin que a nadie le importe mucho su extenuación y progresivo deterioro (Ortiz 2016).

No estamos atentos ante la vertiginosa realidad y solemos desconocer el grado de manipulación de los medios de comunicación social, que nos hacen tomar consideraciones erróneas con facilidad; evaluaciones, que toman grupos poderosos que se reúnen en secreto para manejarnos más, véase (la Trilateral o el grupo Bilderberg).

Se observa poco interés en este siglo reciente por las relaciones persona a persona y se favorecen las tareas líquidas a cambio del uso de los libros (muchos alumnos se forman a base de artículos de impacto, y ya no desean manejar los libros porque se supone que todo está en la red).

En los intercambios sociales se nos enseña a manipular así que nos volvemos manipuladores y no nos preocupa una interpretación ponderada de la realidad ni mucho menos la verdad, ¡escasamente a la ciencia!

Ahora se impone las falsas noticias y la gente ya no es analfabeta como antes, saben leer y escribir, pero no ejercen, y nos encontramos con que no se avergüenza nadie de no haber leído un libro en su vida.

Los componentes emocionales circundan los problemas reales enmascarándolos, y las causas que motivan la conducta contradictoria, terminan por atribuir la responsabilidad de un conflicto o de un problema a un chivo expiatorio propicio.

Como escribía Descartes desconocemos demasiadas cosas y por ello prefería cambiar las cosas que sabía por las que desconocía. De igual modo se ha dicho hasta la aburrición del ser, que la riqueza resta problemas al hombre y sin embargo, observamos que muchas personalidades que viven en la opulencia chocantemente no son felices o incluso se sienten intensamente desafortunadas.

Otros defienden que la riqueza o el dinero procuran sensaciones muy cercanas a la felicidad, y que se necesita un experto muy bien formado para reconocer sus exquisitas diferencias.

En el ámbito popular se decía durante por lo menos todo el siglo XX hasta la exageración, que tal persona a la luz de sus comportamientos era “un inconsciente”, que se comportaba como tal o que sus actos presentaban una falta de reflexión palmaria. Es decir, hay sujetos que no son conscientes de sus palabras ni de sus actos o que desconocen el porqué de los mismos o la implicación de sus pensamientos en sus emociones culpándose asimismo o a la sociedad.

También se puede culpar a la vida o al infortunio o más embarazoso aún, cuando no se comprende la dinámica e intensidad de muchas de sus motivaciones supuestamente satisfactorias repetidas se tornan perplejos y depresivos tomando psicofármacos que enmascaran temporalmente el problema.

La mente inestable (la loca de la casa que decía Santa Teresa) a veces nos lleva a situaciones lamentables, que no desearíamos ni a nuestros peores adversarios cuando nos damos cuenta del rebote de las decisiones apresuradas.

La vida es una vía paradójica y ni siquiera valoramos la sabiduría arcana de nuestra esencia interior o la utilidad de nuestros sueños, o la diferencia que existe entre una alucinación y la visualización, porqué en un momento determinado podemos confundir lo perentorio con lo frugal.

Conscientes de dichas limitaciones se ensayaron las técnicas activas desde los años veinte con la hipnosis (estado especial de conciencia) usando el hipnoanálisis, que intentaba rastrear información inconsciente para poder suministrar a la conciencia datos marginados o reprimidos de forma más rápida.

La temática estaba incardinada en volver a las secuencias del pasado inmediato y de largo plazo en el tiempo que brindaba la regresión, ejercicio natural y repetitivo, que realizamos habitualmente al revivenciar emociones del pasado.

Regredir temporal, simbólica y estructuralmente resulta una posibilidad que aquieta la mente en la respiración y ayuda a la persona a madurar desde la postura supina en el diván.

La cosa se complicó cuando derivado de dichas experiencias asociativas y vivenciales, algunos relatos comenzaron a dar pie a la idea de que aquellas prácticas generaban en algunas personas singulares.

Incluso durante mucho tiempo se pensó en procesos alucinatorios o situaciones sin sentido, pongamos por ejemplo las narrativas de las hermanas Pollock o el caso de Cameron Delaunay entre otros miles de datos y sesiones de pacientes que desarrollan una sensibilidad especial captativa que detalló I. Stevenson profesor de personalidad en la Universidad de Virginia.

Dicha sensibilidad ha sido estudiada por Elaine Aron, Karina Zegres y Ted Zeff, entre otros autores, sosteniendo que un 25% de la población y más presenta dicha capacidad y sensibilidad emocional productiva. 

Dichas personas sometidas a sesiones de relajación narran vivencias anteriores que guardan emociones intensas del pasado, e incluso como se sostiene que dichas vivencias han permanecido mucho tiempo con ellas y que podían pertenecer a vidas pasadas, sosteniendo la complementariedad del ideario re-encarnacionista que la Antropología cultural evidencia en las culturas orientales.

Algunos autores que sostienen la evidencia de dicho proceso en sus investigaciones:

* Stevenson, U. de Virginia, J. Turker, R. Moody, R. Greyson.

E. Sacharosky, J. L. Caboulli, (Argentina).

Gary Dore, B. Weiss. (Miami, Florida).

Joe Keeton en 25 años, realizó 8.000 regresiones.

Alexander Canon llevo a cabo 1.382 sesiones de regresión.

Arnall Bloxham 400 casos.

Juan José López señala haber realizado 4.000 sesiones de regresión.

H. Wambach, Reviviendo vidas pasadas ha revisado 1.000 casos.

Humildemente, y desde la sospecha que no toda la realidad cedía en la vida inconsciente de la psicoterapia, empezamos a sospechar que el trance de la conciencia era posible desde una captación semiinconsciente con las técnicas de relajación que empezamos a utilizar gracias que una alumna María Camacho nos presentó el protocolo de hipnosis de B. Weiss, realizando desde el año 2000 un conjunto de investigaciones pasmosos.

Es necesario decir que al principio dudaba mucho de dicho proceso y fui convenciéndome con el paso del tiempo y con narrativas muy concretas que incidían en lo personal de forma indudable.

Los 20 casos primeros casos en su totalidad fueron publicados en el libro Acceso a vida pasadas, agotado. Allí detallamos el ritmo de las sesiones de las personas que relataron con nitidez sus experiencias que ellos mismos atribuyeron a vidas pasadas frente a mi inicial escepticismo.

En el 2012 surgieron 13 casos nuevos y 30 sesiones, publicados en el libro Terapia regresiva, que fueron diluyendo mi incredulidad.

Hemos invitado alrededor de 5000 personas en sesiones grupales y a más de 60 casos en formato individual en 500 sesiones publicadas, en ellas se expresa diferentes experiencias anteriores en el tiempo que pueden ayudar a comprender el sentido de la vida dentro del paradigma de vidas pasadas.

De igual modo, surgieron trabajos individuales como el secreto del caso 11 durante más de quince años, y el trabajo con Sonia Sarakhali durante cuatro años seguidos, que aportan estudios longitudinales que se suman a los anteriores y que pueden comprobarse en su metodología e intervención.

En el libro Avances en el oficio de vivir, surgieron nuevos casos que nos señalaron la importancia de cuidar el planeta razonamientos que nos confirmaron la evidencia de las experiencias anteriores.

En la actualidad parece haber unas 22.000, profesionales que realizan T.R. Algunos muy reconocidos como:

  • Charles Tart; U. California, (Davis).Mark,
  • Wood House U. Georgia;
  • B Weiss, U. Florida, Mont Sinai, y el famoso caso de Catherine.

Las personas que han experimentado dichas vivencias les cambian la vida y les hacen perder la ansiedad ante la vida y sus éxitos y pierden el miedo a la muerte.

La porción de la vida inconsciente implicada en las conductas es abrumadora para el que esté atento y observe la pinturería humana y tenga un mínimo de sensibilidad y perspicacia.

La vida inconsciente es referente de información no accesible recordando que en Alemania se empezó a dudar de que los estímulos fueran únicos, y que se pudieran procesar en totalidad para cada singularidad cerebral.

La psicología de la Gestal diseñó un conjunto de investigaciones a comienzos del siglo XX, ante la dificultad de determinar qué estimulo desencadenaba una conducta concreta para cada historia psíquica particular, en tanto se producía una estructura de elementos que daban paso a la selección de los mismos, se excluían y retenían unos datos en detrimentos de otros, en tanto escapaba al control de la conciencia aspectos muy llamativos para cada observador, como nos demuestran las investigaciones de Wertheimer, Khöler, Köffka y K. Lewin, sobre la psicología de la forma y la dinámica de los grupos.

La memoria y la inteligencia funcionan estructuralmente a modo de eslabones que precisan orden y sentido en los relatos de cada experiencia cultural, que las confieren lógica y racionalidad en un contexto vigente.

Era muy difícil fijar un estímulo concreto independiente que determinará una conducta si el observador no se inclina por una hipótesis que ha de corroborarse en el trabajo clínico en un racimo estimular de mayor sentido.

Siguiendo estas divergencias Luis Cencillo continúa en su esfuerzo integrador por ordenar el sentido de la vida inconsciente priorizando un área nueva en el formato natural del inconsciente el de los afectos, las sensaciones, la emoción y el discurso en un avance de mayor envergadura que el afamado clivaje lacaninao.

Luis Cencillo refiere cuatro factores determinantes para la consecución de la personalidad humana: el afecto, la simbolización, la totalización y la praxis, para conformar su desarrollo operativo en el ciclo evolutivo vital. Y conseguir progresivamente una mejora transformadora en la práctica. Cencillo, (1971, 1974, 1975, 1988, 2008).

El mundo de la afectividad, la emoción y motivación había prácticamente desaparecido de la vida académica en España, no de Francia, Argentina y otros países que se tomaron más interés en el estudio de la practica clínica, hasta que progresivamente se abrió paso la necesidad de estudiar la motivación humana incardinada en la vida emocional, también inconsciente, en la  que puede darse una tendencia social rica y productiva o también fría y maquiavélica casi alexitímica, en tanto está mal visto expresar las emociones o no controlarlas o expresarlas conscientemente sin un autocontrol férreo, que se pretende erróneamente desde la modernidad en el hombre frío y sagaz.

Desde el estudio de los ciclos vitales nos percatamos del proceso evolutivo de la vida infantil y asistimos a uno de los engranajes del edifico personológico en el desarrollo mental del niño, que hace alusión a la necesidad de afecto adecuado, que sostenga la vida psíquica del infante, esta necesidad pasa a nivel inconsciente desde la experiencia consciente y nos sitúa en la base segura del desarrollo del infante que proporciona seguridad y garantías, que nutren el ciclo vital y toda la vida del hombre.

La naturaleza positiva, madurativa y afectiva no debe dejarse al albur de los acontecimientos sin ser consciente de su importancia tan radical y conformadora que se precisa.

El hombre necesita confianza, seguridad, alimento y medicina natural afectiva, y la más necesaria de ellas sería el amor y cuando falla ésta es necesario duplicar la dosis hasta conseguir el objetivo de derribar las barreras sin caer en una protección paralizante que coarte la vida psíquica de manera perjudicial.

Probablemente, convendremos que dicho potencial amoroso vinculativo se reprima, se bloquee o se obture en los ciclos educativos, para pretendidamente diseñar niños duros, competitivos y poco afectivos, frío y manipuladores pues bien, esta esfera de automatismo inconsciente es captado y replicado por los adultos y muchos educadores, que repiten la cadena deficitaria que abre la puerta a una gran parte de los desajustes psíquicos grupales que observamos en la vida educativa tachándolos de inquietud emocional, falta de atención, piernas inquietas, TDH…, y que pos supuesto llama a las puertas del negocio de los fármacos para todo aquél que pueda adquirirlos y pagar en ocasiones los costosos secundarismos orgánicos.

Naturalmente, se da una falta de comprensión de los recursos profundos del comportamiento y es que la vida inconsciente afectiva, emocional o sapiencial no la podemos negar, ya que está reclamando un lugar en la recuperación de la vida consciente del niño, que se siente desprotegido y que no puede filtrar las retículas de los conflictos parentales y a más las contradicciones educativas y sociales y que no le son ajenos.

Hay muchos profesores que siguen sin hacer caso a Freud en revisar aunque no sea más que un poquito su constitución emocional al verter manías, desencantos y desajustes particulares. En tanto, no todo puede ser ciencia exacta o tecnología o dato científico, ya que esto se tiñe de diferentes ritmos de madurez, aprendizaje y valores que van cambiando y que nos retrotraen en última instancia a dichas divergencias.

Resumiendo estamos en el cambio y matrizados por él y debemos hacer más consciente las necesidades afectivas de la vida inconsciente del ciclo vital y sobre todo en el currículum académico para prestar atención a dichos procesos de déficit y de falta de equilibrio afectivo en los niños, que han mermado su desarrollo educativo con resultados paradójicos para la vida educativa y adulta.

Es difícil vivir maduramente sin un regulador afectivo y una vinculación estable y no puede dejarse al azar, ya que resulta primordial en la comprensión de la vida psíquica humana.

Luis Cencillo señala que la emoción será y necesitará una retícula diferente de la vida pulsional o de la tendencia libidinal sexual en su naturaleza y diversificación que redunda en el ejercicio de la terapia, en la media que es de naturaleza diferente y precisa de detalle en el trabajo terapéutico para poder elucidar y comprender su naturaleza y caracterización. No todo el mundo pongamos por caso, se alía con el jefe político por una tendencia sexual inconsciente sino por valores e ideales en la mejora y la consecución social. Cencillo, (1971, 1974, 1988, 2008).

La emoción y sus vaivenes se encontraban en esos momentos como si fuera la gran perdedora del edificio comunicacional expresivo, era ya histórico que no era bien visto hablar de las emociones, de los afectos y del apego, como ocurría en la Viena timorata de 1900, en la que no estaba bien visto referirse al sexo o cuando una mujer estaba embarazada, manifestando delicadamente “una situación especial” ¡el colmo de la alienación comunicacional!

Hablar de la vida sexual, detallar bloqueos, represiones, exacerbaciones era algo extraño, así que no fue un desmérito de Freud atreverse a enfrentar aquel clima tan cerril ante la falta de entendimiento y apertura de algunos de sus colegas.

Después llegó lo contrario con la revolución sexual y su contrarrevolución generando confusiones para el equilibrio psíquico del hombre y de su desarrollo mental. Incluso ahora es vigente y se suele pedir públicamente perdón por emocionarse en un medio de comunicación.

Indudablemente, en el desarrollo comunicacional surgen grandes controversias y censuras que nos hacen decir cosas contraías a nuestras intenciones y colocarnos en situaciones embarazosas. Implicada más que ninguna otra en un área inconsciente y determinante que hunde sus raíces en la vida psíquica y relacional que da sentido a la interacción social. Cencillo, (1971, 1974, 1977, 1988). Tuvo que surgir así la teoría de la comunicación para poder engarzar dichos registros en la vida inconsciente y relacional que apuntó Luis Cencillo junto a Liberman y Ruesch…

Hasta tal punto ha sido importante dicha aportación que por lo menos ha generado dos áreas de estudios complementarias, por un lado, la aportación del psicoanálisis francés desde el discurso de Lacan y sus discípulos y por otro, la pragmática de la comunicación humana.

En resumen, podemos decir una cosa y expresar otra muy distinta o la contraria. Indudablemente esta productividad está implícita en la vida inconsciente, en tanto no podemos considerar sus aportaciones reducidas a una misma naturaleza inconsciente, sin deslindar sus extensiones en el desarrollo de la vida psíquica y en sus desajustes que pueden llegar a presentar grados psicopatológicos diversos.

La palabra y sus recursos relacionales son en sí mismos una paradoja y representa una falla o falta de totalidad con el denominado inconsciente cognitivo, que implica además un patrón cultural de referencia al comunicarse que muchas veces adquiere la particularidad del nicho familiar de pertenencia.

De ahí se comprende la totalidad de referentes emocionales y afectivos que surgen en el marco familiar que implica estilos, formulas y valores, que son automáticos, por eso todos portamos códigos, gustos, normas éticas y valores prestados desde el caldo de cultivo familiar en sus referencias, actuando en múltiples ocasiones de manera inconsciente. Dicho préstamo es sustancial, en tanto nacemos sin una base en la que apoyarnos y desarrollarnos “desfondada y a veces desnortada” Cencillo, (1970, 1988, 2008).

Precisa el individuo filtrar los estímulos a la luz de su percepción en experiencias para desarrollar su propias normas y estilos de afrontamiento que Luis Cencillo establece en su ética autógena y que suele desarrollarse mejor al terminar la experiencia del análisis didáctico. Dicho entrenamiento nos permite afrontar con limpieza y elasticidad, en resumen, con más garantías la vida profesional. Cencillo, (1974).

La realidad es una suerte de energía que proporciona mayor sentido a la configuración del individuo y suele ser andando el tiempo cuando es capaz de caer en la cuenta de dichas realidades menos evidentes pero fundamentales como el alma, que es una energía no visible a simple vista pero perceptible en estados meditativos de conciencia.

Ciertamente, nos movemos en el marco de una experiencia tridimensional, incluso creamos nuestra realidad si atendemos al modelo biocentrista, que considera la posibilidad de estados especiales de conciencia, que por otro lado suelen ser frecuentes ante determinados acontecimientos naturales, artísticos, culturales o religiosos, pero que resulta difícil demostrar. Tenemos que operar en la realidad con una limitación de niveles y esferas que nos permitan comprender realidades posibles en su etérea evanescencia.

El inconsciente meditativo está caracterizado por dichos estados especiales de conciencia, que nos posibilita el más allá de lo personal en la conexión semiinconsciente. La actividad inconsciente transpersonal nos conecta a los humanos en un potencial energético y comunicacional común de ahí la posibilidad colectiva que Jung señalaba.  

Algunos posibilidades inconscientes las expresamos en estas dos figuras que presentamos en el libro: En Ortiz, V.: (2018) Lecciones de Psicoterapia de Luis Cencillo.

El acceso meditativo desde la potencialidad del inconsciente espiritual con el correlato biológico celular de las células espejos nos permite desarrollar grados de sabiduría y empatía social, comunión, creatividad, eficiencia, conciencia, aceptación, vinculación e inmortalidad, agrandando así la experiencia sapiencial semántica y cognitiva, que la vida inconsciente potencia si perdemos el miedo a nuestra transformación natural al salir del cuerpo en lo que denominamos muerte. Aunque reconocemos que es siempre una experiencia de gran importancia y una tarea siempre inconclusa.

Algunas investigaciones parecen sospechar que la muerte no es más que un cambio, como sostienen algunas investigaciones actuales conectadas a las regresiones, y que se observa en las investigaciones de las experiencias de casi muerte (ECM).

Ocurre cuando una persona se encuentra al borde de la muerte por un fallo coronario o cerebral y relata secuencias sorprendentes como el ver y hablar con familiares ya fallecidos, y poder observar las secuencias que se encuentran en la habitación en la que se encuentran convalecientes.

Algunos autores destacados han investigado dicho proceso:

*E. Kübler Ross. Zurich y N.Y: (REGISTRA UNOS 22.OOO CASOS DE MUERTE CLÍNICA QUE REGRESARON A LA VIDA.

Pin Van Lommel: Neurofisiólogo y neuropsiquiatra (Un. Utresch). (Publica 344 casos de resucitación espontánea en la revist, Lancet, 2001).

Jeefrey Long: 1.350 pacientes. Oncólogo de Lousiana.

Penny Sartori. 330 pacientes Cuidados paliativos Singleton, Gales.

Michael Sabom: Atlanta, Georgia; Cardiólogo (caso Pam Reinolds).

Peter Fenwick: Prof. Kings College, Londres.

Sam Parnia: Prof. Cuidados paliativos de N.Y.

Eben Alexander: Neurocirujano. Prf. Harvard. El cielo puede esperar.

Peter Ramster: Sidney,Australia. En busca de vidas pasadas.

Sawant Pasrichia: Banaglore, India.

Otros autores relatan investigaciones alrededor de casos sorprendentes e históricos:

Amit Goswanit: Prf. U. Oregón Asesor de la película ¿Y tú qué sabes?).

Kenneth Ring: Prf. Emer. U. Conecticut (La senda hacia el omega).

Stuart Hamerof: Anestesista y prof de Arizona. (Teoría de los microtúbulos).

Gary Schwart: Prof. Harvard. Investiga con la médiun Alison Dubois

realizando la película (la médium).

J.P. Jourdan, Prof. Marsella.J.j. Charbonier. Anestesista Francés.

Victor Zammit: Abogado. Australiano (E.C.M.)

Linus Sardus: Abogado.

Italiano  perdió a su hijo. Dr. Hamer; (cáncer de testículo).

Dr. Lukanen Kilde. (Inuit),

Edgar Cayce, médium.

P. Drouot, M. Newton, Mclian, A.Canon, L. Bolduc

Eliseo Nuevo González, Pepe Rodríguez, (Cristina Lázaro, doctora en Antropología Social U. Murcia cuya tesis versó sobre “La conciencia en el Umbral del Tránsito: Experiencias cercanas a la Muerte”, codirigida por el Dr. Raymond Moody,).

¿Todos hemos tenido vidas pasadas? Parece que sí. El neófito se preguntará: ¿cómo es posible que yo sea un individuo del pasado si mi cuerpo físico ya no es el mismo?

La respuesta es sencilla, nuestra esencia no está compuesta solo de órganos evolucionados en una trama corporal como la antropología de Condillac propone con tanto éxito, si no que también somos alma y espíritu, que tienen un común denominador sostenidos en una configuración de átomos, aquellos famosos desconocidos que cada vez se sabe más de ellos y cada vez se pueden observar con más claridad en su funcionamiento.

¿Quiere decir que nosotros y el universo estamos conformados de esa misma constitución y materia? Parece que sí, que estamos ligados a y con el universo, de lo cual parece no haber hay duda, y que formamos parte de él en una constante evolución, mejora y trasformación. Cada uno a su ritmo y medida. Dicha conexión vinculante parece una realidad sostenida cada vez con más unanimidad por los físicos de los dos últimos siglos.

  • Barb. Anne Brennan Florida. Investiga en Boca ratón: publica dos libros excelentes Manos que curan. Manos de Luz,).
  • F. Capra: Prf. Viena, París, Berkeley: El tao de la física.
  • Ervin Lászlo: Budapest, París, El Universo informado.
  • Sir Roger Penrose: Físico y Matemático de Oxford. El camino a la realidad y la nueva mente del Emperador. Trabaja con S. Hamerof. (U. Arizona) investigando en la teoría de los Microtúbulos celulares que parece generar la idea de que la mente es independiente del cerebro.
  • Michio Kaku: (Harvard) publica uno de sus trabajos más conocidos: El futuro de nuestra mente.
  • Robert Lanza: Wake forest, y Bob Berman. Desarrollan una teoría epistémica muy sugerente denominada (Biocentrismo). En la que la conciencia juega un papel crucial.
  • David Peat: Queen’s University  siguiendo a Jung y W.Pauli; desarrollan la teoría de la (Sincronicidad) muy conocida desde el siglo pasado.
  • Ylia Prigogine: de origen ruso, trabajó en Europa y publicó los conocidos trabajos sobre la teoría del Caos. Y Las estructuras disipativas.
  • David Bohm: U. Schumacher: (se oponen a la teoría del Caos y desarrollan unos trabajos en la línea de un orden y creatividad).
  • Massimo Citro y Masaru Emoto: (Japón) publican después de largas investigaciones. La ciencia de lo Invisible.
  • Vlatko Vedral: Oxford, Sostiene que el Universo es información antes que materia.

Luego si pertenecemos al universo y somos de alguna manera el universo en tanto nuestra conformación se fundamenta igualmente en el átomo (cuestión que se debería enseñar a los niños en la escuela) lo normal sería lo que ocurre; transformarse con el paso de los años, ir y venir o subir y bajar en nuevos ciclos de vida, en diferentes cuerpos, con una misma esencia y memoria, aunque beneficiada en diferentes culturas y situaciones para lograr un aprendizaje esencial.

Ese aprendizaje superior solo se puede realizar enfrentando las paradojas de la vida física en nuestra realidad operante que como sabemos suscita sospechas de dimensiones paralelas.

Los físicos ya sostienen y sospechan que por lo menos hay una media docena más de posibilidades dimensionales.

¿Qué papel nos toca a los humanos en este domino de experiencia y conocimiento?

Se trata de perder el egocentrismo y abrir nuestra mente a nuevas realidades superiores, abrirse a dicha potencialidad comunicativa y mental que resuena clara y concisamente a través de nuestro mediador cerebral supone flexibilidad y apertura no rigidez.

Brevemente, además, la energía se transforma y eso es lo que somos, energía en transformación evolutiva y perfeccionamiento, y retraemos la experiencia de otras vidas, que nos van dando pistas en la presente a medida que vamos ganando experiencia y conocimiento.

¿Cómo ocurre dicho proceso? cuando tenernos una conciencia evolucionada y un Yo fuerte y equilibrado, que pueda asumir la vigencia sin confusiones mentales mayores.

Es más, dicha conformación produce tranquilidad de ánimo y paz intensa superando las retículas más neopositivistas, que se suelen encastillar en realidades cosificadas, parciales y masoquistas que violentan la dinámica de lo real defendiendo que el hombre es una cosa entre las cosas y nada más, y que la prueba evidente está en que los gusanos dan cuenta del cuerpo inanimado en un festival aniquilante.

Sin embargo, las experiencias de casi muerte ya sostienen que la muerte es una experiencia de mucho más calado, más polivalente y sorprendente, que va más allá de lo que nuestros dos ojos detectan en un primer momento.

Ortiz, (2012, 2015, 2018).

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